5.05.2011


Porque viven de las sobras. 
Carroñeras y delicadas.

Las rosas  se pudren o se secan y huelen a todo aquello que se quiso que fueran y no llegaron a ser. Saben a fracaso y a contrabando de perdones, a chantajes de naïve absurdidad.

Dame orquídeas y no rosas. 
 Crecen fijas en un árbol, jamás formarán parte de un ramo.

Regálame un parásito, una infección intestinal, un mordisco en las entrañas o un sarpullido corporal.

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